Reflexiones y otros datos que no caben en los medios de comunicación, pero que siempre vuelven en la mochila.

Atrapados por la red.

En éstos tiempos asépticos, políticamente correctos, en el cual nos sangran los oídos y los colmillos a la caza de cualquier error ajeno, nunca propio, donde el papel de fumar se agota de tanto uso que le damos para cogérnosla, donde vemos vigas y construímos tejados con las pajas del vecino, las redes sociales se han convertido en un vertedero donde buitres y víctimas campan a sus anchas.
No suelo mostrar mucho interés en temas que no estén relacionados con conflictos y sus respectiva política internacional, así que desconozco mucho de lo que se cuece con respecto a otros asuntos. Me refiero a la utilización que le damos a éste arma de destrucción masiva que es internet en relación a lo que queremos subrayar o destacar de aquello que ocurre.
Hace mucho tiempo que me vengo fijando en links, comentarios, fotografías etc…que pululan por la red. Ciudadanos más o menos comprometidos que exhiben sin pudor imágenes manipuladas haciéndolas pasar por reales, activistas de sofá y mantita conectados al wifi del vecino que con una frase de manual (manual de activista de domingo cuando no hay fútbol)  hacen creer al resto de la ciudadanía que el mundo va bocabajo mientras nos damos un masaje, y que si no fuera por ellos y sus consignas no nos enteraríamos de nada. Libios, sirios, egipcios, palestinos, marroquíes, de Pinto o de Valdemoro, de Bilbao o de Marbella, todos hacen notar su crispación y su rabia hacia el sistema, todos queremos que se nos note nuestra indignación y para ello lo mismo nos da tronchos que berzas.
Ésta semana el ejemplo lo tenemos en Khulood Badawi, la oficial de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU con base en Jerusalem.
Badawi,  a través de su cuenta de Twitter difundió la fotografía de una niña ensangrentada en los brazos de su padre, bajo el título de: «Palestina está sangrando. Otra niña asesinada por Israel. Otro padre llevando a su chiquilla a la tumba en Gaza». La foto de la agencia Reuters está datada del 2006, y la pequeña no fué herida por ataque israelí, si no por el resultado de un accidente de tráfico. Y claro, los de Nethanyahu han montado la de Dios es Cristo, previo chivatazo a través de carta con acuse de recibo a la subsecretaria general de la OCHA, Valerie Amos. Ésta tras flagelarse un poquito ha dicho aquello de «es lamentable, pero ésta señora o señorita habla por su boca, nosotros no tenemos nada que ver, no me cargueis con el muerto o la muerta, nunca mejor dicho, cura cura sana culito de rana».
Foto Reuters/2006
Israel ha dejado sin comer a los leones dos semanas y de momento pretende lograr que la tal Badawi vaya directa a la cola del Inem. Es lo que tiene jugar con fotos cuando una ejerce de «oficiala» de un chiringuito de la ONU, que todo pichipata anda ojo avizor.
Aunque si rascásemos más en éste tipo de asuntos nos podríamos fijar en aquellos ciudadanos que parapetados tras un nick cometen el mismo tipo de error a diario. Es increíble leer como hablan de bombardeos en tal o cual sitio, de masacres y de disparos con total impunidad, sobre todo lo que es increíble es leerlo desde el sitio en el que se supone que está ocurriendo todo eso. Más de una vez he levantado la cabeza del ordenador y agudizado el oído a la espera de un misilazo o sirenas, más de una vez lo único que he escuchado han sido grillos.
Pero la alarma ya ha sonado y ahora no hay hijo de vecino que pare eso.
Los expertos en la materia cibernética dicen que son sólo los jóvenes, que por falta de experiencia, suelen pensar que todo lo publicado en internet es cierto y así acceder a datos erróneos, pero eso está claro que no es así. Hoy en día la comunicación cuenta sin límites y contención, no distingue de edades, razones sociales, culturales, ética o moral. Es el todo vale, y eso se ha extrapolado a asuntos serios y graves como es la información pura y dura de un periodista en una zona de conflicto. Cada uno de nosotros contamos con algo que nos diferencia o debería diferenciarnos del resto, y es el rigor periodístico. Éste no se aplica de ocho a seis durante cinco días a la semana, éste va siempre dentro, lo que ocurre es que a veces se usa poco.
Otro tanto ocurre con aquellos que por la profesión que sea o el activismo que escojan se dedican a ser rebeldes por la causa sin causa.
Siempre digo que no tenemos capacidad de análisis, que leemos por encima sin saber muy bien lo que nuestro cerebro está absorbiendo, no aplicamos el cedazo que filtre lo irreal de lo real y sobre todo lo que tenemos es escrúpulos o poco tiempo a la hora de diseccionar la actualidad y reflexionar sobre ello.
Así que me parece muy bien que a la tal Badawi no le den cuartelillo en la ONU, a quien se le ocurre ir de activista anti israelí en una organización que entre otras cosas declara legal el bloqueo naval impuesto por Israel a la Franja de Gaza. Que se coja una pancarta y se ponga en el cruce de Rafah con un megáfono y un pañuelo palestino. Y sobre todo que se olvide del ordenador, por chapucera, poco informada, y por creer que colgando esa foto alguien se iba a sumar a la causa. Con lo sencillo que hubiese sido colgar imágenes de cualquiera de los asesinados hace una semana, niños incluídos.
Así que para otra vez que quiera envíar mensajes denuncia que aplique la inmediatez y el «última hora» y no coja imágenes del 2006, flipada mas que flipada, será por niños muertos en Gaza.

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