Papas, arzobispos y mucho tequila.
Hay días en los que una pasa las páginas de los periódicos casi de par en par. Me refiero a periódicos serios, de esos que publican de manera proporcional noticias locales y nacionales con noticias internacionales. Aquí la menda se gana el sustento diario con lo que ocurre en países lejanos, más allá de los Pirineos o sea, y toda información que venga de fuera en mi caso es bienvenida, Pérez.
Como os decía, andaba yo en esas dándome un atracón de Sirias, Afganistanes etc, cuando me topo de bruces con la foto de un arzobispo, mexicano para más señas. Antes de leer el titular elucubro la historia, hablará de los muertos en la cárcel de Apodaca, de los reos pertenecientes a los Zetas y al Cartel del Golfo. Quizá hable de Ciudad Juarez y sus mujeres, o de los periodistas mexicanos amenazados, incluso de los asesinados…pues pinché en hueso. El monseñor o moncherie hablaba de la próxima visita de Benedicto XVI, algo muy propio de la curia. El titular reza lo siguiente » La visita del Papa traerá paz a quienes viven en medio de la violencia y de la inseguridad«, muy bonito me digo, y muy lógico teniéndo en cuenta que México acoge noventa y tres millones de católicos.
Estaba a punto de pasar de página puesto que no veía nada en el texto que contuviera las palabras «kalashnikov», «ofensiva», «bombardeo» etc, cuando me viene a la cabeza la imagen de mi compañero Pablo, reportero dicharachero que se busca la vida en México y cuando la encuentra se la juega. Me pregunto si a él y a los cientos de colegas suyos les reconfortará espiritualmente la visita de Ratzinger. Estoy por llamarle y preguntárselo, pero la diferencia horaria puede que le haga acordarse de todos mis muertos, así que yo misma y en base a lo que conozco de él me doy la respuesta.
Pablo es católico no practicante, la mala vida reporteril le impide asistir a misa de doce. Las masacres que ha cubierto, la miseria, las desigualdades sociales y los asesinatos le han hecho un tipo duro, un Clint Eastwood con pitillo de liar y todo, que no duda en mentar al Supremo y a la madre de éste cuando en una calle de Abiyán se topa con el cadáver macheteado, chak, chak, de una joven de catorce años, por ejemplo. Aún así es muy cabezota, y todavía cree en Dios y aunque se le ha olvidado rezar él suelta una perorata en plan «perdónanos Señor». Hace unas semanas me contaba que ha enterrado a más compañeros en los últimos años que si se hubiera dedicado a sepulturero profesional.
También hubo tiempo de charlar sobre un documental que rodó hace unos años, allí metido hasta las trancas con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) por Los Altos y el norte de Chiapas, con los indígenas cubiertos con pasamontañas dándo matarile. Todo muy anticlerical por otra parte, pero vamos a ver si le hacemos ver la luz y se aprende el Credo y el Padrenuestro tras escuchar las palabras de Carlos Aguiar Retes, Presidente de la Conferencia Episcopal Méxicana, que nos anuncia la llegada inminente del mesías terrenal; «La visita del Santo Pontífice traerá consuelo a través de la fé, consuelo que solo se puede dar cuando no hay soluciones claras, políticas o de gobierno«, debe ser que el sistema de gobierno mexicano no tiene nada de político. Así con un par y sin despeinarse.
Y es que aparte del botín, Ratzinger viene dispuesto a llevarse el alma pura, libre de mácula y de rencor de aquellas madres que encubren a sus hijos narcotraficantes, a los muertos de Chihuahua, Nuevo León y Sinaloa, a los cabecillas del crímen organizado, a los pandilleros de México D.F, a los secuestrados, torturados y asesinados de Ciudad Juarez y a todos los periodistas y descarriados desde la época de Hernán Cortés, ya se sabe que antes de la llegada de los españoles aquello era un remanso de paz, con sus cultivos de maíz y sus sacrificios los días pares de seis a ocho.
Asi que van a tener suerte el germano y Monseñor Aguiar porque a todo ello hay que sumar las almas de los trece mil muertos del pasado año, que todavía no habíamos contabilizado, además solo harán acto de presencia en Guajanato, uno de los estados con menos índice de criminalidad, por si acaso.
Seguro que a partir de ahora la paz se instaura en México, Totus Tus, y el Osiel Cárdenas y el Jesús Malverde de turno seguro que se lo piensan dos veces, y se hacen misioneros y numerarios del Opus, y mi colega Pablo harto de enterrar compañeros, cuelga la cámara, encuentra la fé y se pone a repartir hostias. ¡Qué alegría cuando me dijeron!
Me ha gustado muchisimo tu relato..excelente..te comprendo porque yo vivi por trabajo 3 años en Mexico !,.un abrazo!
22 febrero, 2012 en 21:02
Gracias. Cuando una se pasa media vida viendo y viviendo las injusticias que se cometen, la verdad es que deja de creer en muchas cosas, solo en lo que ven los ojos, y te aseguro que eso no hay Papa que lo reconforte.
Un abrazo.
22 febrero, 2012 en 21:53